De paseo por la red buscando constantemente nutrientes que vallan saciando mi apetito de aprendizaje hortícola, me ha llamado la atención este modelo de producción vegetal para la auto fertilidad de la tierra basado en la Agricultura Natural sin laboreo de Masanobu Fukuoka.
A bote pronto, no labrar la tierra del huerto me rompe todos los esquemas. Hasta la fecha había aprendido de la importancia que se le da a las labores iniciales del terreno con cavas en profundidad para airearlo y oxigenarlo. Pero visto el modelo y solo con darse un paseo por el campo, es fácil entender como la naturaleza hace su vida sola, donde la mano del hombre no actúa.
No menos interés me despierta el no tener que coger la azada.
Aquí os dejo un poco de este sistema.
La Agricultura Sinérgica
Emilia Hazelip, escritora y materializadora de multitud de proyectos de vida autosuficiente integrados en la naturaleza sin explotarla, formuló en el año 1987 la Agricultura Sinérgica.
La Agricultura Sinérgica es un sistema que permite al suelo mantenerse salvaje a pesar de estar cultivado, pero con ciertas adaptaciones como pueden ser el uso de máquinas. La Sinergia implica el funcionamiento dinámico y concertado de varios órganos para realizar una función. Así como en nuestro organismo todo el sistema y sus elementos funcionan interrelacionados y con coherencia, esta sinergia tiene también lugar entre la tierra y los microorganismos que la habitan enriqueciéndola o entre las legumbres y las bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico o en la asociación entre plantas que se benefician mutuamente. Este sistema de agricultura natural protege el ecosistema del suelo permitiendo a la tierra mantener sus capas propias, sin agitarla ni revolverla, entendiendo que la tierra tiene capacidad de auto fertilizarse. 4 principios de la A.S. o ley de la sinergia:
1.- No arar la tierra
2.- No abonar, la auto fertilidad de la tierra es el abono
3.- No utilizar tratamientos químicos
4.- No comprimir el suelo
Para crear el huerto se hacen bancales de 120 cm de ancho, 50 cm de altura y alrededor de 80 cm de separación entre ellos, cubiertos con acolchado ya sea de paja, lana, cartón o restos orgánicos que actúan como un filtro protector entre la superficie de la tierra y los gases atmosféricos, la fuerza desecante del sol y la compactante y erosiva de la lluvia y el viento. Cobertura que también actúa como abono de superficie alimentando la tierra de arriba abajo. Así se establece en el suelo un equilibrio perdurable entre sus habitantes, sean lombrices labradoras de las profundidades, lombrices rojas del mantillo o los billones de toda clase de seres microscópicos vegetales o animales que viven y mueren en su seno. En ningún momento se les traumatiza con cambios en su hábitat.
Imitar lo que hace la naturaleza implica dejar la tierra siempre cubierta con un acolchado, sólo abierto en los espacios o líneas de siembra, que se va transformando en mantillo, en humus. Para que la tierra disponga de materia orgánica dentro de sí, sin que haya necesidad de enterrarla, siempre se dejan descomponer dentro las raíces, excepto las que se cosechan. Estos restos participan en la flora intestinal de la tierra y esta permite a su vez la nutrición de las plantas. Cuando la fertilidad de la tierra no se pierde a causa de la erosión, no hacen falta compensaciones constantes en forma de cualquier clase de abono, como compost o estiércol.
(Artículo tomado de "La Osa")
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